El carbón sometido a una presión y calor extremos de forma continuada en el tiempo se transforma en una forma cristalina, que posteriormente y gracias a un adecuado trabajo de talla y pulido, acaba transformando un pedazo de roca sin valor, el carbón, en una valiosa piedra preciosa. Si cambiamos presión por esfuerzo, calor por ayuda y guía, y mantenemos la constancia en el tiempo, podemos explicar como el potencial se pueden convertir en talento, y hacer que una persona brille como un diamante, irradiando energía transformadora a su alrededor.
Cuando las personas logran salir de la oscuridad, de la caverna en la que viven, atenazadas por miedos, creencias negativas, hábitos incuestionados, y prejuicios, pueden llegar a experimentar un cambio tan transformador con la conversión del carbono en diamante. Ya Platón lo describía en su mito de la caverna, como el paso de la oscuridad a la luz. Se trata de un tránsito que se hace desde dentro hacia fuera, desplegando todas las capacidades que tenemos y poniéndolas en valor. Es un nuevo nacimiento, que se inicia con el auto-conocimiento, la recuperación de la consciencia en lo que hacemos y los resultados que obtenemos, una búsqueda interior de lo verdadero (como soy, que quiero, como lo quiero). En este nacimiento son clave las preguntas, cuestionarnos nuestras creencias, las ideas preconcebidas, lo que siempre hemos hecho así. Se trata de alumbrar las ideas al estilo Sócrates, utilizando la mayéutica y la ironía, técnicas recuperadas hoy en día por las prácticas del mentoring y el coaching. Las personas pueden redescubrirse, reaprender, en definitiva volver a nacer, tienen así la cualidad de las gemas, que se descubren dos veces.
A veces nos encontramos, como los diamantes en la fase en la que son carbono, hundidos en las profundidades, sin ver la luz, en un estado de opacidad. De repente algo o alguien, nos hace despertar, y bien a través de un proceso auto-dirigido u orientado por un/a coach o mentor/a logramos convertirnos en personas excelentes. Las personas que logran realizar este proceso por si solas son las menos, sería esas personas auto-realizadas de las que habla Maslow (La personalidad creadora, 1971). De ahí la importancia de invertir en las organizaciones en procesos de mentoring y coaching, que se apoyan en talladores de diamantes: los/as mentores/as o los/as coachs. Unos y otros, combinando los conocimientos que tiene sobre las personas, su talento y habilidad, contribuyen a sacar a relucir su brillo y resplandor ocultos, y las transforma en una gema reluciente de belleza inigualable y duradera.
Mediante un proceso de mentoring y coaching, una persona no solo puede llegar a brillar como un diamante, sino convertirse en alguien mucho más fuerte, mas integrado, mas consistente, en una sustancia que es más dura que cualquiera de las que se conocen. Es la talla lo que hace brillar al diamante, es el trabajo constante, buscando la excelencia, el valor añadido, lo que hace a las personas ser brillantes. Un/a mentor y un /a coach ayudan a tallar y pulir, es decir, a resaltar al máximo las cualidades de cada persona, sus puntos fuertes, y en ese proceso muchas veces hay que hacer renuncias, dejar atrás cosas. Es inherente a todo proceso de cambio asumir pérdidas, pero son pérdidas que no merman, sino que engrandecen.
Ningún proceso de talla es idéntico porque cada gema, al igual que cada persona es distinta, y el objetivo de la talla, igual que el del mentoring o el coaching, es llevar a cabo las acciones que sean mejores para lograr el desarrollo del potencial de cada persona individualmente considerada, admitiendo sus distintas cualidades, condiciones, características, situaciones, necesidades, objetivos y deseos.
Ambos procesos, se basan en el valor interior de las personas, que no suele verse o apreciarse por todo el mundo (como el carbón antes de ser diamante, pasa desapercibido). Quienes creen en esta forma de trabajar con las personas, creen en el potencial, en que todas las personas, en mayor o menor medida, esconden talento dentro, que puede salir a la luz, a través de un proceso de talla y pulido, que será más efectivo, cuanto mayor sea capaz de hacer aflorar más cualidades. Esa es precisamente la labor de un experto tallador, avivar el fuego de los diamantes. Un/a coach y un/a mentor/a, avivan recursos internos, los movilizan para que la persona pueda capturar mejor todo lo que le rodea y así desplegar un mayor número de conductas efectivas.
La talla tiene que ser profunda, pues si al trabajar con las personas nos quedamos en la superficie el brillo no saldrá, o se esconderá, retornando a la caverna. Se trabaja con capacidades que están ahí pero no se ven, tratando de reducir, contrarrestar o eliminar puntos débiles y resaltar los puntos fuertes, optimizando los recursos internos de la persona. El mentoring y el coaching son aún más complejos que la talla de diamantes, porque no interviene sobre objetos inanimados, sino sobre personas, que durante el proceso ofrecen resistencias, tienen impulsos, son una parte activa del mismo, lo que implica que antes de realizar cualquier paso debemos tener en cuenta los movimientos anteriores del cliente, su estado actual y sus necesidades.
El verdadero talento con frecuencia muere dentro de nosotros asfixiado por las normas, directrices, procedimientos y barreras que cada día creamos y nos van creando a nuestro alrededor. Los/as mentores/as y coachs potencian el desarrollo de las habilidades personales y profesionales de sus clientes, para que alcancen objetivos de rendimiento en niveles cada vez más altos y avancen en la consecución de su metas y su desarrollo. Lo hacen liberándolos de esas cadenas que les van limitando, por eso se trata de prácticas empodera doras, liberadoras y emancipadoras, que se basan en el aprendizaje haciendo y orientado, y que reduce las curvas de aprendizaje.
En este nuevo milenio, tanto el Mentoring como el Coaching, son piezas clave para hablar de organizaciones de aprendizaje, donde los talladores de diamantes deben tener un papel fundamental, transmitiendo a través de su labor de talla y pulido una cultura de aprendizaje permanente, una mentalidad de empowerment del rendimiento y una apuesta decidida por el talento. La implantación de programas de mentoring y coaching es el camino más corto para lograr la excelencia y transformar talentos potenciales en rendimientos excelentes.